“Meditar Oración inicial”
“En aquellos días se puso en camino María y se fue con prontitud a la región
montañosa, a una ciudad de Judá, entró a casa de Zacarías y saludó a Isabel. En
cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel
quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: “Bendita tu entre las mujeres
y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de
mi Señor?. ¡Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo
el niño en mi seno! Feliz la que ha creído que se cumplirán las cosas que le
fueron dichas de parte del Señor!” Evangelio según San Lucas 1,39-45
Reflexión Primera
El misterio divino se manifestó en la vida de Juan de una manera novedosa…
desde antes de nacer… desde el vientre de su madre Isabel, en una suerte de
reacción prenatal e instintiva de las cosas sobrenaturales; cuando la creatura
salta de alegría en el momento en que su madre Isabel oye la voz más dulce de
todas, la de María que estaba encinta de Jesús. Ahora Juan solo existe para ser
capacitado con el propósito de ser el último profeta del Antiguo Testamento que
prepararía a la humanidad para la venida del Mesías prometido: la encarnación
del Dios de Israel y del universo: Jesucristo. Esta ha sido una experiencia
única en la Historia de la Salvación. Rodeado de la protección de los suyos,
Juan empezaría así su peregrinación por este mundo.
“Meditar Oraciones Finales”
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Segundo Día: La vida oculta de Juan el bautista.
Lc 1,80
“Meditar Oración inicial”
“Y tu niño serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para
preparar sus caminos” Evangelio según San Lucas 1,76. “El niño crecía y su
espíritu se fortalecía y vivió en lugares desiertos hasta el día de su
manifestación a Israel”. Evangelio según San Lucas1, 80.
Reflexión Segunda
El Padre de Juan se llamaba Zacarías, era sacerdote del Templo de Jerusalén, en
ese ambiente, Juan, niño y adolescente tendría una veta de conocimientos y
experiencias extraordinarias que le ayudarían mucho en su misión, sobre todo en
el estudio de la Historia Sagrada y de las profecías de los demás profetas.
Recibiría la mejor crianza que recibía todo niño varón en aquella época:
Visitas al Templo, sinagogas, rollos de la Ley, disertaciones alrededor de la
interpretación de la Torá, en fin, todo aquello que lo convertiría en el último
profeta que denunciaría los pecados de su tiempo. Una posición privilegiada
donde hay que destacar la relación personal de Juan con Dios a través de la
oración y el desierto: “lugar de austeridad”; donde sin ninguna distracción, el
misterio divino se adueñaba cada vez más de él, hasta que lo hizo romper con el
sacerdocio paterno y obtener una herencia diferente en los cielos. Busquemos
profundizar nuestra relación con Dios, buscándolo en el silencio de nuestro
corazón.
“Meditar Oraciones Finales”
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Tercer Día. La voz que clama en el desierto.
Mt 3,1-12
“Meditar Oración inicial”
“Por aquellos días se presenta Juan el Bautista, proclamando en el desierto de
Judea: “Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos”. Este de quien
habló el profeta Isaías cuando dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad
el camino del Señor, enderezad sus sendas… Yo os bautizo con agua en señal de
conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no soy
digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”.
Evangelio según San mateo 3,1-3. 11.
Reflexión Tercera
Ha llegado el momento... la manifestación es pública. El movimiento de Juan es
tan fuerte, que es confundido con el propio Mesías, pero él aclara que es solo
un mensajero que le anuncia y le prepara el camino. Todos debemos ser como
Juan, abriéndole paso al Señor entre la vida de nuestro prójimo. Los fieles
católicos como profetas, sacerdotes y reyes tenemos el deber de preservar el
legado de la fe y enriquecerlo. Invoquemos al Padre de la Misericordia para que
nos deje desatarle la correa de la sandalia a Jesús, besar sus pies y así ser
bautizados con el fuego del Espíritu.
“Meditar Oraciones Finales”
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Cuarto Día. Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Jn 1,29
“Meditar Oración inicial”
“Al día siguiente (Juan) ve a Jesús venir hacia él y dice: “He ahí el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo” Evangelio según San Juan 1,29.
Reflexión Cuarta
¿Quién es un Cordero en Israel?: Un Cordero en Israel es alguien que va a ser
sacrificado. Cuando Juan se apercibe que Jesús, su primo, es el Mesías, no
encuentra mejor título que darle, ya Juan está en plena conciencia de las
profecías que hablan de un Siervo sufriente que expiará por los pecados del
pueblo y del mundo. Todavía la plenitud del plan continua en el misterio y los
contemporáneos de Juan quizá no entendían del todo estas palabras. Pidámosle al
misterio divino que podamos discernir los signos de nuestro tiempo a través de
la comunión con el Espíritu Santo y la de los santos por medio de la Eucaristía
frecuente.
“Meditar Oraciones Finales”
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Quinto Día. La Justicia del Mesianismo Trascendente
Mt 3, 13-15
“Meditar Oración inicial”
“Entonces se presenta Jesús, que viene de Galilea al Jordán, a donde Juan, para
ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: Soy yo el que
necesita ser bautizado por ti ¿Y tú vienes a mí? Jesús le respondió: “Deja
ahora pues así conviene que cumplamos toda justicia”. Entonces le dejó.
Evangelio según San Mateo 3,13-15.
Reflexión Quinta
Jesús sabe que es a Juan el Bautista a quien debe dirigirse; Juan sabe que
Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, tanto lo sabe que se
niega bautizarlo y Jesús responde: “Deja que así cumplamos toda justicia”. El
mesianismo de Jesús obedece a razones que reposan sobre misterios profundos que
traspasan las fronteras de la muerte y nos confrontan con la eternidad, basado
todo esto en el amor profundo que siente el Padre por su creación, de la cual
el hombre es su “obra cumbre”. La misión de Juan ya está terminando con el
bautismo de Jesús, quien vivió todo lo que el ser humano debe vivir, de forma
semejante a todos nosotros, menos en el pecado. Jesús se solidariza con la
humanidad no solo en el Bautismo de Agua, sino en otro, el de sangre, cuando es
levantado en alto en la Cruz. Pidamos a Dios que la gracia de las aguas del
bautismo de todos los cristianos de todos los tiempos sea suficiente argumento
para enmendar los pecados de toda la humanidad delante del Dios que es un Padre
Amoroso.
“Meditar Oraciones Finales”
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Sexto Día. La aparición del Espíritu Santo.
Mt 3,16
“Meditar Oración inicial”
“Una vez bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los
cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y venía sobre Él”.
Evangelio según San Mateo 3,16.
Reflexión Sexta
Cuando Jesús sale de las aguas bautismales, el Espíritu Santo desciende sobre
Él como una paloma. Demostrándose así que Dios domina en toda su plenitud la
vida inmaculada de Jesús: un Cordero sin mancha ni defecto. Ese mismo Espíritu
lo fortalecería y lo llevaría después al desierto para ser tentado por el
demonio, de donde saldría triunfante para cumplir su misión en favor de los
hombres. Busquemos renovar siempre la gracia obtenida en el Bautismo por medio
de la confesión frecuente de los pecados, para que el Espíritu Santo y la
gracia de Dios se apodere más de nosotros, no volvamos a pecar, y podamos hacer
obras de misericordia y caridad que agraden al Señor.
“Meditar Oraciones Finales”
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Séptimo Día. La voz del Padre
Mt 3,17
“Meditar Oración inicial”
“Y una voz que salía de los cielos decía: “Este es mi Hijo amado, en quien me
complazco” Evangelio según San Mateo 3,17.
Reflexión Séptima
Como sello definitivo de que Jesús es el unigénito de Dios, aparece la voz del
Padre consagrando a Jesús como aquel predilecto, que es igual a Dios y en quien
Dios se complace. En estos pasajes la Santísima Trinidad brilla en todo su
esplendor. Juan el Bautista es testigo activo de todo ello y entiende que ha
vivenciado al misterio divino en su esencia más pura. Ya Juan no pertenece a
este mundo, su conciencia le dice que el que bautiza con fuego, ha pasado ya
por el portal de su bautismo, ahora solo queda adentrarse en el silencio y
contemplar las maravillas de la Divinidad. Seamos como Juan y contemplemos la
obra divina en todas las cosas.
“Meditar Oraciones Finales”
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Octavo Día. La Humildad del Bautista
Jn 3,26,30
“Meditar Oración inicial”
“Fueron pues a Juan y le dijeron: Rabbí el que estaba contigo al otro lado del
Jordán , aquel de quien diste testimonio, mira está bautizando y todos se van a
él”. Juan responde: “Es preciso que Él crezca y que yo disminuya” Evangelio
según San Juan 3,26;30.
Reflexión Octava
Juan siempre supo que él no era el Mesías, y cuando Jesús empieza a arrastrar
multitudes necesitadas de un Pastor y hambrientas de Vida Eterna, Juan solo
dice: Es preciso que Él crezca y que yo disminuya. La vida de Juan, cuyo nombre
significa “Dios es Misericordioso” ha cumplido su cometido, la voz que clama en
el desierto se apagará para dar paso a que hable Jesús, ya está cercano el
martirio de Juan, pero en un profundo desprendimiento de las cosas de la
Tierra, eso será lo menos importante, puesto que Juan experimenta y contempla
desde ya: la visión beatífica. De ahora en adelante prestemos atención a lo que
nos dice Jesús, para poder entender los misterios del Reino.
“Meditar Oraciones Finales”
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Noveno Día. La misión universal
Mt 28,16-20.
“Meditar Oración inicial”
“Por su parte los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les
había indicado. Y al verlo lo adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se
acercó a ellos y les habló así: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la
tierra. Id pues y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo
lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días
hasta el fin del mundo. Evangelio según San Mateo 28,16-20.
Reflexión Novena
Culminado su ministerio terrenal, Jesús resucitado y lleno de gloria, encarga a
los discípulos que lleven el mensaje de salvación a toda la Humanidad
bautizando en el nombre de las Tres Divinas Personas (Padre, Hijo y Espíritu
Santo). Jesús nos acompaña todos los días hasta el fin del mundo. Pidamos a
Jesucristo que siga intercediendo por toda la humanidad y escuchemos
atentamente todo lo que Jesús nos quiere decir. Gracias Virgen Santísima:
María... la principal, de nuestra raza humana: por el regalo que nos has dado a
través de tu Hijo Jesús.
“Meditar Oraciones Finales”
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